La jovencita llegó corriendo a la cita acordada con el fotógrafo, un joven delgado de aspecto ecléctico y lentes Ray Ban negros esperaba ya dentro de la casa revisando los artefactos de la cámara y uno que otro detalle, a su lado una señorita muy mona con una túnica roja revisaba los atuendos para la sesión de aquel día. Sin más, Claire saludó alegremente a Juan Chio, quien le devolvió el saludo con una flamante sonrisa.
-Venga-le dijo la señorita quien se presentó como Anna. Te probaremos unos cuantos outfits.
-Ok. Dejó su bolso en una de las sillas de la mesa de cristal en el patio y entró a  la casa. Cuadros con imágenes de viejas películas de cine europeo,  como Roma o Satyricon de Fellini, Volver de Almodóvar y unos cuantos carteles del festival de cine de Cannes en su edición 39, por ejemplo, adornaban las paredes. Claire siguió a Anna hasta la habitación contigua, en la que una renovada cama de dosel ocupaba la habitación.

-Toma, pruébate estos-dijo la mujer y le pasó tres ganchos con ropa. El primero era una bata estampada con naranjas, el segundo una túnica morada y el tercero una blusa azul. ¿Y esto me lo pondré sin nada debajo? Pensó viéndose de arriba para abajo en el espejo. Tras probarse las prendas optó por quedarse con la bata, sus pies desnudos volaban en el fresco suelo de la casona.

-¿Lista?-dijo Juan Chio, el fotógrafo.

-Sí-señaló Claire, pero la chica del vestuario se adelantó dos pasos y le indicó que le faltaba la diadema.
¿Diadema? Sí
S – U – M – M – E – R
Con letras de unicel, adornadas con purpurina dorada la diadema relucía como si proviniera del mundo mágico de las hadas. No pudo verse de nuevo en el espejo, por lo que confió en que lucía bien.
-Y te falta el collar-recitó la mujercita, con la mirada del fotógrafo sobre ella. Claire se sintió rara por un momento ante aquello pero supo que las actividades con los fotógrafos de moda tenían que ser ciertamente perfectas y para Juan Chio lo eran. No era un fan ávido de las técnicas del photoshop, por lo que mientras más natural fuera, todo era perfecto.
¡Lista!- gritó Anna, y Claire miró para abajo, una plaquita de cobre brillaba a la luz del sol con la palabra “Time”. Curioso, pensó, Summertime. Y comenzó a tararear la última versión con Scarlett Johansson.

Juan se detuvo en seco y pidió a Claire que posara junto a las columnas de mármol del patio.
–Primero, ten una mirada pacífica-.
Pero, ¿cómo era eso?-
No sonrías, ten un semblante serio, sin verte como una secretaria de banco, es como si estuvieras en una clase que pasas, no te gusta mucho ni la odias. Aquello le dio risa, ya que recordó su clase de biología de secundaria, en la que sus compañeros diseccionaron ranas y conejos, y ella amante de la naturaleza, pero no de las ranas, tuvo que hacerlo con una de peluche.

Click. Click. Click. –Ahora mira hacia tu izquierda.
Click. Click.  –Anna, ponle el collar de perlas al inicio del pecho.
Anna corrió rápido a una de las cajitas desparramadas sobre la mesa, y sacó un largo collar de perlas.

Click. Click, Click….

El reloj marcó las once con cuarenta y cinco cuando Claire se tuvo que poner las zapatillas y salir de la casa, Chio quería una toma en una de las paredes de la casa, cuyo verde limón funcionaría perfectamente con el blanco y naranja del outfit de su modelo. Ahora sí, sonríe Claire. Y las manos a la cintura, por favor.

El hombre se llevó las manos a la cámara y enfocó la vista.

Claire mirando hacia el frente puso las manos en la cadera y miró hacia el lado izquierdo primero, luego el derecho, luego hacia abajo y hacia arriba. El collar de perlas igual se resbaló por todo su cuerpo como una serpiente. Primero en su cuello, luego enrollado en su mano derecha, en su trenza…
Anna fue por el segundo atuendo. La blusa morada y unos shorts color caqui, un cinturón café y unas havaianas rojas. –Prúebatelo-dijo.

Todo salió perfecto, la toma siguiente era junto a un jardín, con las flores relucientes al fondo de un pequeño vivero era como si las comprara. El chico del negocio le miraba de arriba abajo, nunca imaginándose que estuviera en un shooting de moda. Entre margaritas, bugambilias y otras bellezas florales y con unos lentes amarillos, Claire se sintió por fin como una de aquellas mujeres en los editoriales de revistas como Nylon, Elle, Harper y Vogue.
1, 2,3 BREAK PARA DESCANSAR Y CAMBIO DE LOCACIÓN
Anna, Claire y Juan Chio se detuvieron para descansar un rato, este último fue a la tiendita de la esquina a comprar una coca cola, mientras que las dos prefirieron tomar bebidas naturales de un lugar cercano. Ya faltaba menos para terminar, las únicas locaciones faltantes eran un parque y la orilla del mar. El outfit del parque fue una blusa azul, junto con un bikini del mismo color y lentes oscuros, Chio le pasó la manguera a Claire quien al abrirla hizo que esta empezara a escupir tragos de agua sin parar, por lo que la sesión con ella terminó antes de lo previsto.
Con los rayos de sol bajando por las nubes, los tres se subieron al automóvil tras empacar lo necesario, Claire se sentó en el asiento trasero y con la música de Astrud Gilberto tocando en el auto se quedó completamente dormida durante todo el viaje. Por otro lado, Anna platicó fervientemente con Juan acerca del último look de la sesión, el cual tenía que ser espectacular, especial y nada podía salir mal. Los dos, se conocieron tiempo atrás en la preparatoria cuando Anna vestía con lo IN del momento, y Juan quien la veía como alguien a quien seguir salía poco a poco de esa oscuridad en la que se encontraba hasta que la conoció más y pudo ella entender su pasión por la moda y la fotografía.
3.30 PM LA PLAYA
Con las olas doradas chocando contra el muelle, y las gaviotas buscando comida de los platos de turistas, los tres admiraban el paisaje playero. Anna le indicó a Claire su vestuario para la última parte. Una falda larga color naranja, una blusa a cuadros de colores pastel y el cabello suelto como rapunzel, serían los protagonistas absolutos de la sesión. Antes de iniciar, le hicieron una trenza de nuevo, y con el pulgar hacia arriba Chio inició el proceso. Click. Click caminando junto al agua. Click, click junto a una palmera. Click click acostada en la arena junto al mar. Click, posando junto a un auto, un vendedor de cremas de coco,  con el atardecer…
Una cerveza bien fría, un vaso de Jamaica y una botella de agua se podían apreciar en la mesa de los tres turistas, quienes se aplaudieron al terminar la sesión de fotos. Anna agradeció a Juan la oportunidad de utilizar su vestuario para el editorial y Claire la oportunidad de ser modelo. Y Chio, a él mismo por la confianza en su trabajo. Al final, y con el sol partiendo, los tres con su bebida en mano miraban hacia el océano, tratando de decidir –como el cinturón- si este era azul cerúleo o azul rey.

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